La salida de Audi y la introducción del ‘Torque Meter’ marcan un antes y un después en la historia del Dakar. Este dispositivo, adaptado desde el WEC y la F1, se ha integrado sin problemas en la categoría reina, asegurando que todos los vehículos compitan bajo las mismas condiciones. Jerome Roussel, director de cross-country de la FIA, destaca la facilidad de implementación gracias a la estandarización de las cajas de cambios en la disciplina.
El objetivo principal del ‘Torque Meter’ es garantizar transparencia y equidad entre los equipos. Al limitar la potencia entregada por los motores a 360 CV, este sensor evita desequilibrios que podrían beneficiar a ciertos fabricantes. La experiencia acumulada en otras disciplinas motorizadas ha sido crucial para su éxito en el Dakar, donde cada detalle puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota.
Previo al embarque de los vehículos hacia Arabia Saudita, los motores fueron sometidos a exhaustivos controles en Ginebra. Este proceso, realizado en la sede de la FIA, aseguró que todos los coches cumplieran con las nuevas normativas antes de poner rumbo a la línea de salida. La monitorización de la presión del turbo y los restrictores fue reemplazada por este sistema más preciso y eficiente.
Aunque inicialmente hubo dudas sobre su efectividad, el ‘Torque Meter’ demostró ser una herramienta invaluable. Ford fue pionero en su uso durante el Rally de Marruecos, donde se probó por primera vez. A pesar de no convencer a todos en su presentación, ahora es aceptado como un estándar indispensable para mantener la integridad del deporte. Los resultados hablan por sí mismos: una carrera más justa y emocionante.
En teoría, cualquier vehículo que supere los límites de potencia establecidos recibiría sanciones. Sin embargo, durante la edición 2023, estas penalizaciones no fueron necesarias. Si un coche sobrepasaba el par máximo permitido, la regla estipulaba castigos graduados: desde 10 segundos por infracciones menores hasta 10 minutos por excesos recurrentes. Jerome Roussel explicó que estas medidas buscan evitar penalizaciones desproporcionadas que puedan arruinar la carrera de un piloto por un error momentáneo.
La sorpresa fue total cuando, tras 12 días de competencia y con 17 o 18 coches en liza, ninguna sanción fue aplicada. Esto demuestra que el sistema funciona como se esperaba: promoviendo la lealtad a las reglas y eliminando la posibilidad de trampas. En el Dakar, donde las sorpresas son moneda corriente, esta vez la justicia prevaleció.
La era del ‘Torque Meter’ representa un hito en la historia del Dakar. Este dispositivo no solo ha nivelado el campo de juego sino que también ha abierto la puerta a futuras innovaciones tecnológicas. La competencia entre fabricantes sigue siendo feroz, pero ahora se basa en habilidad y estrategia más que en ventajas técnicas ocultas.
Carlos Sainz tenía razón al prever una edición más igualada. Con el nuevo sistema de control, los mejores pilotos y vehículos tienen una oportunidad real de destacarse. La partida de Audi y la llegada de nuevos prototipos han creado un escenario ideal para que el talento y la resistencia prevalezcan. El futuro del Dakar parece brillante, con tecnología y deportividad caminando de la mano.