Juan Trejo, nacido en Barcelona en 1970, emprendió una ardua investigación para reconstruir la vida de su hermana fallecida por sobredosis de heroína en 1979. Este periplo le llevó a enfrentarse al silencio familiar y a buscar testimonios entre los círculos contraculturales de Barcelona. Inicialmente frustrado por la falta de información, un giro inesperado en Italia cambió el curso de su búsqueda. Desde la publicación de "Nela 1979", han surgido nueve nuevos testimonios que han enriquecido la historia de Manuela, conocida como Nela fuera del círculo familiar. Estos relatos, aunque no alteran significativamente la narrativa original, brindan detalles valiosos sobre su vida y muerte.
La labor de Juan Trejo comenzó con un desafío personal y emocional. Afrontó un muro de silencio dentro de su familia, que prefería mantener a Nela en el olvido. Sin embargo, Trejo perseveró y buscó respuestas en las calles de Barcelona, donde su hermana había frecuentado los círculos contraculturales. El camino estaba plagado de obstáculos, ya que muchas personas eran reacias a compartir recuerdos o simplemente no podían recordar detalles concretos. Esta etapa inicial fue profundamente frustrante para el escritor, quien se sentía cada vez más distante de la verdad sobre su hermana.
El punto de inflexión llegó cuando Trejo viajó a Italia en busca de Valerio, el novio genovés de Nela, también fallecido. Allí encontró una familia dispuesta a abrirle las puertas y compartir historias íntimas sobre Nela. Esta experiencia fue intensa y emocionalmente abrumadora para Trejo, quien tuvo que retomar terapia para procesar todo lo que estaba descubriendo. Los testimonios de la familia italiana proporcionaron un nuevo impulso a su investigación, llenando vacíos y ofreciendo perspectivas inesperadas sobre la vida de su hermana.
Desde la publicación de "Nela 1979", la obra ha resonado profundamente con muchos lectores, quienes han contactado a Trejo para compartir sus propios recuerdos de Nela. Estas conexiones han añadido capas adicionales a la narrativa, revelando facetas desconocidas de la vida de la joven. Por ejemplo, Javier S. G., un amigo de Madrid, entregó al autor doce cartas de Nela, que proporcionaron una visión más completa de su personalidad y pensamientos. Otros testimonios provienen de compañeras de trabajo y amigas, como Marta G. y Eva M., quienes recordaban a Nela como una persona guapa e interesante, dejando huellas duraderas en sus vidas.
Estos nuevos relatos no solo han enriquecido la historia de Nela, sino que también han ayudado a Trejo a comprender mejor a su hermana. Aunque estos detalles no alteran fundamentalmente la narrativa de "Nela 1979", han proporcionado consuelo y claridad a un escritor que siempre buscaba cerrar las brechas de su propia memoria. Además, los testimonios han permitido que otras personas que vivieron experiencias similares encuentren reflejada su propia historia en el libro, creando un vínculo colectivo de memoria y comprensión.