Acassia, originaria de Bahía, trasladó su vida a São Paulo durante su infancia. A los 13 años, en el año 2004, se sumergió en el vibrante mundo del carnaval a través de la escuela de samba Uirapuru da Mooca. Sin el consentimiento inicial de sus padres para participar en los desfiles, ella encontraba formas de involucrarse asistiendo a las prácticas y colaborando en la elaboración de disfraces y carrozas.
A pesar de que sus primeros pasos en el carnaval fueron sin el apoyo completo de su familia, Acassia encontró una manera única de expresarse y conectar con esta tradición cultural. Participó activamente en las actividades preparatorias, demostrando un entusiasmo innegable por este arte popular.
La historia de Acassia es un testimonio de cómo el amor por una tradición puede superar obstáculos iniciales. Aunque comenzó asistiendo a las sesiones de ensayo sin permiso, pronto se convirtió en una figura indispensable en la comunidad carnavalesca. Su contribución a la creación de trajes y decoraciones fue crucial, mostrando habilidades creativas y técnicas que impresionaron a muchos miembros de la escuela de samba. Con cada detalle que diseñaba, Acassia no solo estaba ayudando a construir un espectáculo visual, sino también tejiendo su propia historia dentro del rico tapiz del carnaval.
Su conexión con Uirapuru da Mooca representó más que solo un hobby juvenil; fue el comienzo de una transformación personal y artística. A través de su participación en el carnaval, Acassia aprendió valiosas lecciones sobre trabajo en equipo, dedicación y la importancia de preservar las tradiciones culturales.
Cada elemento que Acassia ayudó a crear reflejaba su creciente comprensión y aprecio por el carnaval. Desde los delicados detalles de los disfraces hasta las estructuras monumentales de las carrozas, cada pieza llevaba consigo un pedazo de su corazón y alma. Esta experiencia temprana sentó las bases para lo que sería una larga y fructífera relación con el mundo del samba, donde Acassia no solo era una participante, sino una creadora y guardian de una herencia cultural invaluable.