El artista compartió recientemente sus emociones más profundas acerca de un período difícil en su vida. Habló del tiempo que vivió fuera de su tierra natal, una etapa marcada por la nostalgia y el desafío de adaptarse a nuevas realidades. Durante esos años, residió principalmente en un país europeo conocido por su rica cultura e historia, aunque también pasó breves períodos en otro lugar cercano. A pesar de la belleza de estas ciudades, lo que realmente lo afectaba era la ausencia de su hogar, un sentimiento que trascendía los límites geográficos.

En aquel entonces, estaba unido a su pareja, con quien enfrentó juntos las dificultades del exilio. Juntos dieron la bienvenida a su primera hija en tierras extranjeras, un momento lleno de alegría pero también de melancolía al no poder compartirlo en su propio país. Esta experiencia dejó una huella indeleble en su memoria, recordándole siempre la importancia de la conexión con sus raíces y la valentía necesaria para superar obstáculos.

La lección fundamental es que, sin importar dónde nos encontremos, nuestro vínculo con nuestra patria y nuestras tradiciones sigue siendo vital. El exilio puede ser un desafío, pero también ofrece oportunidades para crecer y apreciar aún más lo que tenemos. Este testimonio destaca la fortaleza del espíritu humano y la capacidad de encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.