Luego de una asociación duradera que marcó la historia del automovilismo, Lewis Hamilton ha decidido conmemorar su relación con el equipo de Mercedes de una manera singular. Tras doce años llenos de éxitos, el piloto británico optó por un gesto inolvidable antes de dar paso a un nuevo capítulo en Ferrari. Este adiós no solo se limita a las estadísticas impresionantes, sino que también incluye un tributo artístico que captura los momentos más emotivos de su trayectoria junto al equipo.
Hamilton ha dejado huellas profundas durante su tiempo en Mercedes. Sus logros son innegables: 245 carreras, seis títulos mundiales, 84 victorias y numerosos podios. Sin embargo, este último regalo es especial porque va más allá de las cifras. El heptacampeón encargó una obra al artista Paul Oz, quien retrató a Hamilton conduciendo el Mercedes durante el Gran Premio de Mónaco de 2019. Este evento tuvo un significado particular para el equipo, ya que fue poco después del fallecimiento de Niki Lauda, figura clave en la llegada de Hamilton a Mercedes.
El retrato no solo celebra los logros deportivos, sino que también rinde homenaje a Lauda y a todos los empleados que han contribuido al éxito del equipo. Cada uno de los 3.000 trabajadores de Brackley recibirá una copia de esta obra, creando un vínculo permanente entre el piloto y aquellos que lo apoyaron durante su carrera. Esta decisión refleja la gratitud de Hamilton hacia quienes formaron parte de su viaje en la Fórmula 1.
La elección del GP de Mónaco de 2019 como inspiración para el retrato es significativa. Durante ese fin de semana, Hamilton logró la pole position y dominó la carrera, mientras que el equipo corrió con un halo rojo en memoria de Niki Lauda. Este momento se ha convertido en un símbolo perdurable de la estrecha relación entre el piloto y el equipo. La obra de arte, realizada por Paul Oz, captura la emoción y el respeto presentes en aquella ocasión, convirtiéndose en un recuerdo valioso para todos los miembros de Mercedes.
Este adiós artístico marca el final de una era gloriosa para Hamilton y Mercedes. A través de este gesto, el piloto británico deja un legado tangible y emocional que perdurará en la memoria de todos los que formaron parte de su viaje en la Fórmula 1. Un detalle que trasciende las pistas y celebra los logros compartidos con aquellos que lo acompañaron en cada curva y recta.