En esta edición del Rally Dakar, los organizadores implementaron una novedad sin precedentes al separar las rutas de coches y motos en una etapa crucial. Este cambio, junto con el desafío de una etapa de 1000 kilómetros que duró 48 horas, puso a prueba la resistencia y habilidad de los competidores. El error era inaceptable, ya que cualquier fallo mecánico significaba la eliminación. Mientras los vehículos de cuatro ruedas enfrentaban dificultades desde el inicio, los motociclistas sobrevivieron a dos jornadas intensas en el desierto. Entre ellos, destacó Tosha Schareina, quien se convirtió en la gran esperanza española.
En un entorno desértico implacable, los participantes tuvieron que enfrentarse a una etapa particularmente exigente. La dureza del terreno pedregoso inicial dio paso a extensas dunas que exigían máxima concentración. Los favoritos se agruparon en cabeza para superar los obstáculos naturales. En medio de este caos, Tosha Schareina asumió el liderazgo durante 100 kilómetros antes de ceder su posición a otros competidores como Skyler Howes y Adrien Van Beveren.
A pesar de los retos, Schareina mantuvo un ritmo constante y se colocó a solo 12 minutos del líder general, el piloto australiano Sanders. Aunque el español reconoció que el margen de tiempo no es decisivo, confía en sus posibilidades de victoria. El desempeño del equipo español fue notable, con Edgar Canet y Lorenzo Santolino también logrando buenos resultados. Para muchos, la prioridad era simplemente sobrevivir a esta etapa desafiante.
Desde una perspectiva periodística, este Dakar ha demostrado ser un escenario perfecto para poner a prueba la resistencia humana y la ingeniería automotriz. La introducción de nuevas reglas ha añadido un elemento de incertidumbre emocionante, mientras que el rendimiento de los competidores españoles ofrece esperanzas renovadas para el país en futuras ediciones. Sin duda, esta experiencia servirá como valiosa lección para todos los involucrados en el mundo del rally.