El cráneo de unos 25 centímetros de largo, coronado por una cresta ósea en la parte delantera del hocico, podría haber tenido un aspecto llamativo en vida. Sin embargo, la función y la apariencia de esta cresta siguen siendo un misterio.
Los dientes largos y afilados de esta nueva especie son una prueba de su estilo de caza especializado. Estos dientes fueron diseñados para perforar y sujetar a las presas, lo que la convirtió en una criatura eficaz en la búsqueda de comida.
Esta especie se ubicó en un momento clave de la evolución de los pterosaurios. Habitaba la Tierra hacia el final del período Jurásico, siendo una especie de transición entre los primeros pterosaurios de cola larga y los pterodactiloides del Cretácico.
Los paleontólogos han podido trazar un esquema más claro sobre cómo estas criaturas aladas evolucionaron. Conservaban características mixtas, como una cola corta y rígida junto con un cabeza y un cuello similares a los de los pterodactiloides más avanzados.
Estos ajustes fueron esenciales para que los pterosaurios desarrollaran habilidades de vuelo más eficientes y se diversificaran en formas gigantescas. Al comparar a Skiphosoura bavarica con otras especies intermedias, los científicos pudieron delinear una secuencia evolutiva completa.
Ambos Skiphosoura bavarica y Dearc sgiathanach eran inusualmente grandes para su tiempo. Esto sugiere que las adaptaciones físicas que permitieron a los pterodactiloides alcanzar tamaños extremos comenzaron a aparecer mucho antes de lo que se pensaba.
“Es un hallazgo increíble que nos permite reconstruir cómo vivieron y evolucionaron estos asombrosos animales voladores”, afirmó David Hone.