Los participantes se dirigen al comedor con la ilusión de disfrutar un merecido descanso, sin imaginar que este momento está a punto de transformarse en una experiencia inesperada. Mientras saborean sus platos, cada palabra y gesto será capturado meticulosamente para ser compartido con todos los habitantes del hogar.
Cualquier comentario o plan discutido durante la comida puede tener consecuencias inmediatas. Las estrategias y opiniones que se expresen no quedarán confinadas entre las paredes del comedor, sino que viajarán rápidamente por todo el espacio. Este escenario impone una nueva dinámica de interacción y transparencia entre los residentes.
Esta situación fomenta un ambiente de honestidad y respeto mutuo. Los individuos tendrán la oportunidad de reflexionar sobre sus acciones y palabras, promoviendo relaciones más sinceras y fortaleciendo el espíritu de comunidad dentro del hogar compartido.