Jorge Martín admitía estar "más nervioso" que cuando lo tenía todo en juego en Barcelona. El último fin de semana del año había sido feliz para él, tras "una gran temporada" que a todos les hubiese gustado poder clausurar de una manera diferente. "Nos hubiera gustado terminar la temporada en Valencia, pero fue imposible. Todo nuestro apoyo a los afectados por la DANA y muchas gracias a la FIM y a Jorge Viegas, que siempre viene a vernos y apoyarnos", decía.
Ante la imposibilidad de cerrar el año como estaba previsto en el Ricardo Tormo por culpa del temporal, Montmeló se convirtió en un anfitrión improvisado. Pero era un escenario perfecto para ser testigo de la nueva aventura que afrontaría Martín en MotoGP, ahora como piloto de Aprilia. "Sin duda el año que viene será un nuevo capítulo en Aprilia. Será duro, pero mi objetivo es siempre ser mi mejor versión. Espero contar con un buen potencial y ver qué pasa. Enhorabuena a todos los campeones, porque ya sabemos todos lo duro que es y las muchas horas que tenemos que dedicar (para llegar a lo más alto)", afirmaba.
Esta noche representaba más que una simple celebración. Era la culminación de años de esfuerzo y dedicación. Jorge Martín había llegado al ápice de su carrera y estaba listo para seguir adelante.
El mundo del motociclismo se reunía en esta gala para felicitar a los campeones y celebrar sus logros. Y Jorge Martín, como el gran protagonista, estaba en el centro de todo.