Un trágico suceso ocurrido en el municipio de Tibú, departamento de Norte de Santander, ha dejado a la sociedad colombiana en shock. Miguel Ángel López, conocido por su labor humanitaria, junto con su esposa y su pequeño hijo de seis meses, fueron asesinados en un ataque armado mientras se desplazaban en un vehículo fúnebre. El único sobreviviente fue un niño de 10 años que viajaba con ellos. Este incidente ha generado una ola de indignación y preocupación en todo el país.
En una noche oscura y llena de tensión, los habitantes de Tibú, ubicada en el norte de Colombia, presenciaron un acto de violencia inimaginable. Cerca de las 8:20 p.m., en la vereda La Llana, hombres armados interceptaron un vehículo fúnebre que transitaba por la vía hacia Cúcuta. A bordo se encontraban Miguel Ángel López, dueño de una funeraria local, su esposa, su bebé de seis meses y un menor de 10 años. Los agresores abrieron fuego sin contemplaciones, causando la muerte instantánea de tres personas y dejando al niño mayor como único testigo superviviente.
Miguel Ángel era reconocido en la región como "El Embalsamador de Guerra", debido a su trabajo constante en levantar cuerpos dejados por el conflicto armado, una tarea que las autoridades locales a menudo descuidaban. Su labor humanitaria lo había convertido en una figura respetada y querida en la comunidad.
El presidente Gustavo Petro expresó su profunda tristeza por este evento y ofreció una recompensa millonaria para cualquier persona que proporcione información útil sobre los responsables del crimen. A través de sus redes sociales, el mandatario reiteró el compromiso de las autoridades para esclarecer los motivos y autores del hecho.
Este trágico suceso no solo ha conmocionado a la población local sino que también ha puesto en evidencia la persistente inseguridad en algunas zonas del país. La reacción del gobierno y la búsqueda de justicia demuestran el compromiso con la paz y la seguridad ciudadana.
Desde esta perspectiva, el incidente nos recuerda la importancia de fortalecer los mecanismos de protección para las comunidades vulnerables y continuar trabajando en la construcción de una sociedad más segura y pacífica. Es fundamental que las autoridades redoblen sus esfuerzos para garantizar la tranquilidad y la vida digna de todos los ciudadanos.