En la emblemática carrera del Dakar, nada puede ser dado por sentado. A pesar de lo que parecía una jornada favorable para el piloto español Nani Roma y su copiloto Álex Haro, la realidad fue todo lo contrario. Este informe destaca los desafíos enfrentados durante la primera etapa, donde un problema técnico en su vehículo Ford Raptor complicó su participación. A pesar de finalizar en el puesto 17, Roma y Haro demostraron gran resistencia, superando múltiples obstáculos técnicos y ambientales. El incidente subraya la importancia de la preparación y la adaptabilidad en competiciones tan exigentes como el Dakar.
En las primeras horas de la competencia, bajo un cielo dorado y con el viento en contra, el equipo español se encontraba afrontando una situación crítica. A partir del kilómetro 100, una alarma de aceite comenzó a sonar, generando preocupación sobre la integridad del motor. Este contratiempo no era nuevo; ya había sido detectado durante pruebas previas. Sin embargo, iniciar la carrera con este problema supuso un reto adicional. “No pueden imaginar cómo ha sido mi día”, confesó Roma, refiriéndose a la constante incertidumbre sobre si debían detenerse o continuar.
Más allá del problema mecánico, otros inconvenientes rutinarios afectaron su rendimiento. Perdieron el GPS y tuvieron dificultades con la visibilidad debido a la falta de centinelas. Para empeorar las cosas, tuvieron que viajar con las ventanas abiertas, exponiéndolos a elementos externos peligrosos. A pesar de estas adversidades, Roma y Haro lograron mantenerse en carrera, alcanzando una posición aceptable para continuar.
El espíritu indomable de Roma quedó evidente cuando celebró estar en una "posición perfecta de salida". Consciente de los desafíos que aún les esperan, incluyendo un rodaje limitado de su vehículo, Roma enfatiza la importancia de conservar sus fuerzas y llegar sanos y salvos al vivac. Enfrentándose a más de mil kilómetros de terreno desconocido, su estrategia será clara: avanzar con cautela y evitar sobrecargar el vehículo más allá de lo necesario.
Desde la perspectiva de un periodista, esta experiencia nos recuerda la fragilidad y la fortaleza inherentes a estos eventos extremos. Cada competidor debe estar preparado para lo inesperado, pero también debe tener la capacidad de perseverar ante la adversidad. La historia de Nani Roma es un testimonio de la resiliencia humana y la importancia de la adaptabilidad en entornos tan impredecibles como el Dakar.