En su noveno intento por conquistar el Dakar, Sebastien Loeb ha tenido que abandonar la carrera debido a una decisión de la FIA. El piloto francés sufrió un vuelco en la tercera etapa, lo que llevó a su vehículo a ser inspeccionado. Aunque su equipo presentó pruebas sobre la integridad de la jaula antivuelco, la federación no aceptó los argumentos y decidió retirarlo de la competencia. La decepción fue evidente, especialmente cuando comparada con la frustración experimentada tras un incidente similar con Carlos Sainz.
La reacción hacia la FIA fue compartida tanto por Loeb como por Ford, quienes consideraron la decisión injusta y desproporcionada. A pesar de las condiciones extremas bajo las cuales compiten, la seguridad sigue siendo primordial; sin embargo, ambos equipos sienten que la línea trazada por la federación no es adecuada para su disciplina. Este revés deja a Loeb reflexionando sobre las oportunidades perdidas y la posibilidad de mejorar en futuras ediciones.
El sueño de conquistar el Dakar ha sido nuevamente truncado para Sebastien Loeb. En esta edición, un incidente durante la tercera etapa puso fin abruptamente a su participación. Tras un vuelco en el kilómetro 12, su Dacia Sandrider fue sometido a una inspección rigurosa por parte de la FIA. Aunque inicialmente hubo esperanzas de continuar, la decisión final fue desfavorable para el experimentado piloto.
Loeb expresó su profunda decepción ante la resolución. Argumentó que aunque comprendía la importancia de la seguridad, sentía que la decisión carecía de fundamentos sólidos. Su equipo proporcionó evidencia que demostraba la solidez de la jaula antivuelco, pero la federación no cedió. Para Loeb, esto significaba volver a Jeddah sin haber podido luchar en la arena. "Sigo pensando que había oportunidades por aprovechar", comentó, reflejando su persistente espíritu competitivo. El incidente, según él, no fue producto de exceso de velocidad sino de una mala compresión en el terreno, algo impredecible y fuera de su control.
Tras su retiro forzoso, Loeb no dudó en expresar sus críticas hacia la FIA. Comparó su situación con la de Carlos Sainz, quien también tuvo que abandonar días antes por razones similares. Ambos pilotos, junto con sus respectivos equipos, encontraron inaceptable la interpretación de la regla aplicada por la federación. Esta coincidencia llevó a Loeb a cuestionar si la línea marcada por la FIA era realmente justa y adecuada para las condiciones extremas del Dakar.
A pesar de la frustración, Loeb mantuvo una actitud positiva hacia futuros desafíos. Reconoció que las carreras siempre implican riesgos y sorpresas, pero subrayó la necesidad de revisar ciertos aspectos del reglamento para evitar decisiones tan controvertidas. Para él, la seguridad es crucial, pero también lo es encontrar un equilibrio que permita a los competidores mostrar su habilidad al máximo. Este episodio servirá como un valioso aprendizaje para el futuro, mientras Loeb sigue soñando con conquistar ese anhelado trofeo.