Antes del inicio del Gran Premio de Bahréin, el legendario piloto escocés Sir Jackie Stewart revivió su glorioso pasado en la Fórmula 1. A bordo del Tyrrell 006, que lo catapultó a la fama en 1973, Stewart realizó una vuelta memorable en Sakhir. Este acto no solo conmemoró sus logros deportivos, sino que también destacó su lucha contra la demencia a través de su fundación benéfica 'Race Against Dementia'. Con 85 años, Stewart sigue siendo un ícono global, recaudando fondos para investigaciones médicas tras el diagnóstico de su esposa Helen.
En el circuito internacional de Bahréin, bajo un cielo soleado y en compañía de figuras clave del automovilismo mundial, Sir Jackie Stewart pilotó nuevamente el icónico Tyrrell 006. Esta máquina, símbolo de su éxito en los años 70, fue testigo de cinco victorias y ocho podios en la temporada de 1973. Durante su breve pero emocionante aparición, Stewart llevaba un casco único firmado por los veinte campeones vivos de Fórmula 1, incluido Michael Schumacher, quien contribuyó desde Suiza con ayuda de su familia. Este evento especial coincidió con el 75º aniversario de la Fórmula 1 y sirvió como plataforma para promover la causa de la demencia.
Figuras destacadas como Stefano Domenicali, CEO de la Fórmula 1, y Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, expresaron su admiración por Stewart y su dedicación a una causa tan importante. Ambos subrayaron cómo el automovilismo puede trascender las carreras para generar un impacto positivo en la sociedad.
Desde su creación en 2016, la fundación 'Race Against Dementia' ha trabajado incansablemente para avanzar en tratamientos y curas para esta enfermedad devastadora.
Es fantástico ver cómo el espíritu competitivo de Stewart se extiende más allá de la pista hacia un objetivo mayor: mejorar la calidad de vida de millones de personas afectadas por la demencia.
La participación de leyendas como Michael Schumacher refuerza aún más este mensaje de unidad y esperanza.
Desde mi perspectiva como periodista, el gesto de Sir Jackie Stewart es un recordatorio poderoso de que el legado de un atleta va mucho más allá de sus triunfos deportivos. Al utilizar su fama para abordar desafíos sociales urgentes, Stewart nos enseña que incluso en la etapa final de nuestras vidas, podemos seguir haciendo una diferencia significativa. Este evento en Bahréin no solo honró su carrera excepcional, sino que también iluminó un camino hacia un futuro donde la investigación médica avance gracias a la solidaridad global.