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La Desinformación: Una Amenaza Creciente para Nuestra Sociedad
2024-11-17
La desinformación ha emergido como un fenómeno alarmante que amenaza la estabilidad de nuestras sociedades. Desde las elecciones estadounidenses de 2016 hasta la pandemia de COVID-19, hemos sido testigos de cómo la propagación de información falsa y engañosa puede tener consecuencias devastadoras en la vida de las personas. Esta crisis informativa ha alcanzado nuevas cotas, con predicciones de que la mitad de los contenidos en línea contendrán información errónea para 2022. Ahora, la tragedia de la Dana en Valencia ha puesto de manifiesto la gravedad de este problema, revelando cómo la desinformación puede infiltrarse incluso en los momentos más críticos, poniendo en riesgo la seguridad y el bienestar de la población.

Desenmascarando la Verdad: Cómo la Desinformación se Infiltra en Nuestras Vidas

La Emergencia de los Pseudoinformadores

La desinformación se ha propagado a través de múltiples canales y actores, entre los que destacan los denominados "pseudoinformadores" e "influencers políticos". Estos individuos usurpan las formas del periodismo y proclaman defender sus funciones, pero en realidad atacan a los medios informativos convencionales desde una perspectiva populista. Figuras como Iker Jiménez, Javier Negre, Alvise Pérez y Vito Quiles han desempeñado un papel clave en la difusión de información falsa y engañosa.Un estudio reciente de la Universidad de Valladolid ha analizado cómo estos perfiles de pseudoinformadores infringen sistemáticamente el código deontológico del periodismo, especialmente en lo que respecta a la veracidad de sus informaciones y al respeto a la privacidad y el honor de los colectivos vulnerables.

La Comunicación Iliberal y la Extrema Derecha

La desinformación en torno a la tragedia de la Dana en Valencia es un claro ejemplo de cómo operan estos perfiles: atribución de información a fuentes de dudosa credibilidad, información errónea, desconfianza hacia las fuentes oficiales, deslegitimación de voces expertas y un discurso antiinstitucional. Esta forma de comunicación disruptiva, que algunos autores norteamericanos han denominado "comunicación iliberal", aprovecha el potencial de las redes sociales para difundir un discurso populista y próximo a la extrema derecha.El objetivo de esta comunicación iliberal es triple: confundir a los ciudadanos, generar solidaridad de grupo en términos de identidad cultural y política, y romper el funcionamiento de la esfera pública. En otras palabras, buscan hacer que la "verdad" deje de ser central en la vida pública y sea sustituida por un discurso identitario y reaccionario.

La Mala Gestión de la Comunicación de Crisis

Otro factor que ha contribuido a la eficacia de la desinformación es la mala gestión de la comunicación de la crisis de la Dana. La atribución de responsabilidades cruzadas entre administraciones, la poca regularidad y transparencia en la comunicación de cifras de desaparecidos y muertos, los cambios de criterio continuos y una serie de despropósitos organizativos y comunicativos han dejado el campo abonado para la propagación de información errónea o falsa.Cuando las instituciones encargadas de la gestión de crisis pierden su legitimidad como fuentes informativas fiables, y el periodismo se ve desprestigiado, se abre la puerta a la irrupción de todo tipo de perfiles que aprovechan esa confusión para difundir sus propias narrativas.

La Respuesta de los Medios y Verificadores

A pesar de este panorama desalentador, cabe destacar el buen trabajo de algunos periodistas y medios, especialmente los de ámbito local y autonómico, así como de los verificadores de información. Estos actores han difundido incansablemente desmentidos de la información falsa que iba apareciendo, ocupando un espacio en las redes sociales a través de formatos atractivos y de rápido consumo.Además, otros actores clave, como la propia AEMET, han confrontado directamente las publicaciones de algunos pseudoinformadores, llevando a cabo una encomiable defensa de su credibilidad científica en el campo de batalla de las redes sociales.

El Desorden Informativo: Un Reto para la Estabilidad Democrática

La distribución masiva de desinformación en torno a la Dana y sus trágicas consecuencias no es un punto de inflexión, sino un peldaño más en un ecosistema comunicativo mucho más complejo y sujeto a una polarización ideológica. Este "desorden informativo", como lo denomina la UNESCO, representa uno de los mayores peligros para la estabilidad de nuestro sistema democrático.Sin embargo, la visibilidad y obviedad de la presencia de información falsa en el debate público español puede ser una oportunidad para generar una mayor conciencia sobre nuestra dieta mediática y promover la alfabetización mediática e informacional como principal herramienta para hacer frente a este fenómeno.
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