El teléfono de Luis Rubiales se convirtió en la piedra angular del caso Supercopa. En agosto de 2020, se llevó a cabo una operación en la que supuestamente se robaron los contenidos de su dispositivo móvil. Participaron su tío Juan Rubiales y la empresa de ciberseguridad HSI. Todo esto terminó filtrándose a través de diferentes medios de comunicación. Esta operación marcó un hito en el desarrollo del caso y desató una serie de eventos que cambiaron la situación.
Según Gerardo González Otero, el brazo ejecutor de Javier Tebas en la operación de la Liga para conquistar la Federación Española de Fútbol, los individuos de la empresa HSI, al volcar los datos, descubrieron algo relevante. Alguno de ellos vio que "aquí tenemos el fondo de pensiones cubierto" y decidieron retener ese material, ponerlo en circulación y venderlo. Esto desató una serie de consecuencias y llevó a la formación de la querella de la Supercopa presentada por Miguel Galán en mayo de 2022.
Juan Rubiales, entonces jefe de gabinete de su sobrino, fue el que trajo a HSI a Las Rozas. Pidió a algunos altos directivos de la entidad que volcasen el contenido de su móvil con la pretensión de protegerse de supuestos hackeos que la Federación había sufrido en los meses anteriores. Sin embargo, en realidad, parecía querer tener a todo el mundo controlado y abusó de la confianza de Luis Rubiales para tenderle una trampa. Esta trampa se convirtió en la génesis del caso y tuvo un impacto significativo en la Federación.
Después del hackeo, Juan Rubiales fue destituido de su cargo de jefe del gabinete de presidencia el día siguiente. Aunque siguió en la Federación durante otros dos años como responsable del museo, finalmente fue despedido por filtrar documentación a los enemigos de Luis. Esta sucesión de eventos mostró la complejidad y la importancia del caso.
No se sabe quién pagó a HSI, pero los audios resultantes terminaron en manos de El Confidencial y El Mundo. Estos periódicos estuvieron en contacto permanente con la trama de Tebas, como se puede ver en los audios, y trabajaron para armar las noticias que formaron la querella de la Supercopa. Esto demuestra la influencia y la implicación de diferentes actores en el caso y cómo la información se difundió a través de las medianas.
Gerardo González Otero, a su vez, confiesa el hackeo y brinda detalles sobre lo que sucedió. Dice que los individuos de HSI vieron algo importante al volcar los datos y tomaron decisiones que tuvieron consecuencias significativas. Además, alega que el contenido del móvil de Rubiales fue ofrecido a la Liga en un momento determinado, lo que agrega otra dimensión al caso.