Según el informe, un 62% de los encuestados no verifican sistemáticamente la exactitud de la información antes de compartirla con su audiencia. Esto es una preocupación significativa, ya que la información que se difunde puede tener un impacto considerable. Además, el 41,6% de ellos se fía en el contenido en función del número de me gusta o reproducciones, lo que demuestra la influencia que la popularidad tiene en la percepción de la credibilidad.
Un tercio (33,5%) publica sin verificación extra los mensajes que vienen de una fuente o creador en los que confían. Esto pone en evidencia la necesidad de una mayor sensibilidad hacia la verificación de la información y la importancia de contar con fuentes fiables.
Según la Unesco, los creadores digitales han alcanzado una posición importante en el ecosistema de la información. Atraen a millones de personas con noticias culturales, sociales o políticas. La mayoría tienen menos de 35 años y son perfiles con entre 1.000 y 10 mil seguidores en redes. El límite para ser considerado un ‘nano-influencer’ es de 10 mil seguidores, lo que supone el 68% del sector. Esto demuestra la influencia que estos creadores pueden tener en la sociedad actual.
Su actividad profesional depende de los algoritmos de las plataformas, lo que les obliga a mantener una presencia activa y atractiva. Sin embargo, esto también los pone en una posición vulnerable, ya que pueden ser influenciados por factores externos y no siempre tomar decisiones informadas.
El informe pone de manifiesto que el 59% de los encuestados desconoce los marcos normativos y las normas internacionales relativas a la comunicación digital. Esto es una preocupación, ya que la falta de conocimiento sobre las regulaciones puede llevar a errores y abusos. Los influencers enfrentan continuamente dilemas éticos sobre temas como el derecho de autor, el contenido patrocinado o el abuso del sensacionalismo para favorecer su visibilidad.
Deben estar al tanto de las regulaciones para poder actuar de manera ética y responsable. Sin embargo, la falta de formación y apoyo hace que muchos se encuentren en una situación complicada.
La gran conclusión del estudio es que existe una necesidad apremiante de formación y apoyo a los creadores de contenidos digitales. La mayoría no pertenecen a asociaciones profesionales y carecen de orientación. En este escenario, la Unesco lanzó el primer curso mundial para formar a nuevos comunicadores, junto al Knight Center, en el que ya hay apuntadas 9.000 personas. Esto es un paso importante en la dirección correcta, ya que los creadores necesitan capacitarse para poder actuar de manera efectiva en el mundo digital.
La formación y el apoyo pueden ayudar a los creadores a desarrollar sus habilidades, a comprender las regulaciones y a tomar decisiones informadas. Esto beneficiará no solo a ellos mismos, sino también a la sociedad en general, ya que la información que difunden puede tener un impacto significativo.