El camino del piloto polaco Robert Kubica ha sido una montaña rusa emocional. Tras un accidente espectacular durante el Gran Premio de Canadá en 2007, donde su coche chocó contra un muro a gran velocidad, solo sufrió un esguince de tobillo. Sin embargo, cuatro años después, un incidente en una carrera de rallys cambió su vida para siempre. A pesar de los desafíos físicos y psicológicos que enfrentó, Kubica logró reescribir su historia con una vuelta triunfal a la Fórmula 1 y posteriormente se dedicó a competir en el WEC con Ferrari.
En el mundo de la Fórmula 1, Kubica dejó huella como uno de los talentos más prometedores. Su habilidad al volante lo llevó a obtener una victoria memorable con Sauber. Pero en febrero de 2011, mientras preparaba su segunda temporada con Renault, decidió probar un coche de rallys. Durante una prueba en una carretera montañosa, Kubica perdió el control y colisionó contra un guardarraíl. El impacto fue devastador. Mientras su copiloto logró escapar ileso, Kubica quedó atrapado durante más de una hora.
Las consecuencias fueron dramáticas. Al llegar al hospital, los médicos descubrieron que había perdido casi la mitad de su sangre. Su cuerpo derecho estaba seriamente dañado, con múltiples fracturas que iban desde el pie hasta el codo. La primera operación duró doce horas y la posibilidad de amputación estuvo sobre la mesa. Los meses siguientes fueron un calvario de rehabilitación. Kubica pasó por un largo período de coma y luchó por recuperar la movilidad en su mano derecha. Momentos de desesperación alternaron con pequeñas victorias, como cuando finalmente pudo mover un dedo.
A pesar de las dificultades, Kubica nunca abandonó su sueño de regresar a la Fórmula 1. Tras intensa rehabilitación y cirugías adicionales, encontró una oportunidad en Williams en 2019. Si bien no volvió a ser el mismo piloto que antes del accidente, su retorno marcó un hito personal. Hoy, compitiendo en el WEC con Ferrari, Kubica continúa disfrutando de la emoción de las carreras, demostrando que el espíritu de superación puede llevarnos más allá de cualquier adversidad.