El Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha proporcionado información crucial sobre el metapneumovirus humano, un patógeno que ha generado preocupación en el país. En los primeros días de enero, China reportó un aumento en los casos del virus, aunque tanto las autoridades chinas como especialistas internacionales han descartado la posibilidad de una pandemia. En México, se han registrado alrededor de 161 casos de este virus durante la primera semana de enero de 2025, según informes de la Secretaría de Salud.

Los expertos del IPN aseguran que el metapneumovirus no es nuevo y lleva circulando aproximadamente medio siglo. La reciente ola de contagios se atribuye principalmente a la temporada invernal, un fenómeno recurrente cada año. Sin embargo, es importante mantener medidas preventivas para evitar su propagación. El investigador Jesús Miguel Torres destacó que el incremento de casos también se debe a la mayor interacción en espacios cerrados durante esta época. Se recomienda seguir protocolos básicos de higiene, como lavarse las manos frecuentemente, usar gel antibacterial y cubrebocas, así como acudir al médico ante los primeros síntomas. Especial atención deben tener aquellas personas con sistemas inmunológicos comprometidos, ya que pueden experimentar complicaciones más severas.

El metapneumovirus ha sido detectado en al menos 18 estados de México, incluyendo la Ciudad de México, Estado de México, Campeche, Chiapas, Colima, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Tabasco, Tlaxcala y Yucatán. A pesar de estos datos, la Secretaría de Salud no ha emitido ninguna alerta específica por el virus. Además, se espera que próximamente se publique un informe detallado sobre los virus respiratorios en México para la segunda semana de enero de 2025.

La vigilancia constante y la adopción de prácticas sanitarias efectivas son fundamentales para prevenir la propagación del metapneumovirus. Las instituciones educativas y de salud continúan trabajando para informar y proteger a la población contra enfermedades estacionales. Este enfoque proactivo refuerza la importancia de la educación y la prevención en la promoción de la salud pública.