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Desaparición de Terrenos en Catatumbo: Un Desafío para la Justicia y la Reparación
2025-01-15
La desaparición de extensas propiedades del Fondo de Reparación ha generado una oleada de preocupación en Norte de Santander, especialmente en la región del Catatumbo. Autoridades y víctimas del conflicto armado demandan respuestas urgentes mientras se investiga el paradero de estos bienes cruciales para la reparación.

Un llamado a la acción para esclarecer la verdad y justicia

El Impacto en la Región del Catatumbo

En la región del Catatumbo, las noticias sobre la desaparición de terrenos destinados a la reparación han provocado un clima de incertidumbre y ansiedad. Muchos de estos predios, que suman más de 7.100 hectáreas, fueron confiscados al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso durante su desmovilización. Estos terrenos, que ahora parecen haber desaparecido del inventario oficial, eran vitales para la restitución a las víctimas del conflicto armado. Las autoridades locales y regionales expresan su preocupación ante la posibilidad de que estos bienes estén en manos de terratenientes o testaferros de organizaciones armadas ilegales.

Los habitantes del Catatumbo, muchos de los cuales son víctimas directas del paramilitarismo, esperan con ansias que se esclarezca el destino de estas propiedades. Carmen García, presidenta de la Asociación de Madres del Catatumbo, subraya la urgencia de obtener información precisa sobre lo que ocurrió con estos terrenos. "Es crucial que la Fiscalía investigue quiénes tienen estos predios y qué hicieron con ellos", afirma García, destacando la necesidad de garantizar que las víctimas reciban la reparación que merecen después de décadas de espera.

Las Investigaciones en Curso

Ante esta situación alarmante, la Unidad para las Víctimas, junto con la Fiscalía General de la Nación, ha iniciado investigaciones exhaustivas para determinar el paradero de los terrenos desaparecidos. Lilia Solano, directora de la entidad, confirmó que cerca de 410 bienes adicionales destinados a la reparación también están ausentes del inventario. Este hecho ha intensificado la presión sobre las autoridades para encontrar respuestas rápidas y efectivas. La Fiscalía se ha comprometido a asignar fiscales especializados para garantizar que los responsables sean llevados ante la justicia y que los bienes sean utilizados adecuadamente para la reparación de las víctimas.

Enrique Pertúz, presidente de la red departamental de defensores de derechos humanos, enfatiza que Salvatore Mancuso debe proporcionar información veraz sobre el paradero de estos bienes. "No podemos permitir que Mancuso se lave las manos diciendo que va a reparar a las víctimas con bienes que fueron expropiados a campesinos por parte de paramilitares", señala Pertúz. Él insiste en la necesidad de avanzar en procesos de reparación y justicia, especialmente cuando muchos implicados ya han cumplido sus penas y no confesaron delitos.

El Rol del Gobierno y la Comunidad Internacional

El gobierno nacional tiene un papel crucial en este proceso de investigación y reparación. Con menos de dos años restantes en el mandato del presidente Petro, surge la pregunta sobre cómo se abordará esta crisis antes de que sea demasiado tarde. Las víctimas del Catatumbo esperan que el gobierno actúe rápidamente para garantizar que los bienes existentes en el inventario sean utilizados para su reparación. Además, la comunidad internacional observa de cerca estos eventos, pues la resolución de este caso podría tener implicaciones significativas para la paz y la justicia en Colombia.

La atención humanitaria también está en juego, ya que se ha denunciado el desvío de más de 147 millones de pesos destinados a este propósito. Esta revelación ha aumentado la presión sobre las autoridades para asegurar que los recursos sean utilizados correctamente. La transparencia en el manejo de estos fondos es esencial para mantener la confianza de las víctimas y la sociedad en general.

El Futuro de las Víctimas del Conflicto Armado

Para muchas víctimas del conflicto armado, la recuperación de estos terrenos representa una oportunidad única de cerrar un capítulo doloroso y comenzar una nueva vida. Después de más de dos décadas de espera, la paciencia se agota, y la impaciencia crece. Es necesario que se avance en la reparación de las familias afectadas por la violencia en el Catatumbo. El gobierno debe dar respuesta a las víctimas con los predios que tiene actualmente bajo su custodia. La esperanza persiste, especialmente en municipios como Tibú, donde la necesidad de justicia y reparación es más acuciante.

La historia de estas tierras es un reflejo de la compleja realidad del Catatumbo. Cada hectárea perdida es un recordatorio de las vidas arruinadas por el conflicto. Es imperativo que las autoridades tomen medidas inmediatas para devolver estos bienes a sus legítimos dueños y brindarles la reparación que merecen. Solo así se podrá avanzar hacia una verdadera reconciliación y justicia en la región.

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