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El Arte del Yo: Un Viaje Escénico a la Identidad
2025-01-17
En un espacio transformado en taller de escultura, el dramaturgo y actor Pablo Macho Otero debutó en el Teatro Lliure con su compañía La Bella Otero. Su obra "Prosopopeya", dirigida junto a Emma Arquillué, se presenta como una profunda exploración de la identidad y el papel que desempeñamos ante los demás.

Una Experiencia Transformadora Que Desafía la Percepción del Ser

Un Espacio Reconfigurado para la Reflexión

El Espai Lliure se metamorfosea en un taller de escultura donde la madera, los ventanales y las máscaras blancas y grises crean un ambiente introspectivo. Pablo Macho Otero, en el papel de escultor y orador, invita al público a sumergirse en una conversación sobre el yo y la identidad. A través de una conferencia performativa, Macho Otero habla directamente a los espectadores, ofreciendo una perspectiva única sobre cómo nos construimos a nosotros mismos y cómo percibimos al mundo.La estructura del texto, compuesta por versos rimados en octosílabos y endecasílabos, añade una capa de sofisticación a la narrativa. Este estilo poético no solo embellece el discurso, sino que también permite momentos de humor y autoconciencia. El autor reflexiona sobre la naturaleza del cerebro humano, comparándolo con el mundo y explorando la relación entre neuronas, personas y personajes. Esta analogía proporciona una base sólida para contar la historia de Narciso Prosopopoulos, un personaje que sirve como vehículo para una clase de mitología griega.

Las Sombras que Nos Acompañan

Macho Otero no está solo en este viaje teatral; dos sombras lo acompañan en el escenario. Arnau Comas representa el cuerpo físico, mientras que Santiago Aguilera aporta la música, ambos con sus rostros cubiertos por una media negra. Estas presencias silenciosas y enigmáticas simbolizan las múltiples facetas de nuestra identidad, aquellas partes que no siempre están a la vista pero que forman parte integral de quiénes somos. Las máscaras utilizadas en la obra refuerzan esta idea, mostrando cómo podemos ser tanto similares como diferentes, dependiendo de la perspectiva desde la que se nos observe.Este elemento visual y simbólico agrega profundidad a la obra, permitiendo que el público explore las complejidades de la identidad humana. Los dioses griegos Hefesto, Afrodita, Ares, Narciso y Eco aparecen en forma de máscaras, creando un diálogo entre el pasado y el presente. Esta mezcla de elementos mitológicos y contemporáneos ofrece una experiencia rica y multifacética, invitando a los espectadores a cuestionar sus propias percepciones y roles en la sociedad.

El Verso y la Lección

Aunque el verso en "Prosopopeya" no alcanza las alturas poéticas de algunas de las obras anteriores de Macho Otero, su uso didáctico es innegable. La obra se convierte en una lección sobre la identidad, la máscara y el rol que desempeñamos en la vida. Sin embargo, este enfoque educativo puede resultar en exceso de información para algunos espectadores, especialmente aquellos que buscan una experiencia más abstracta o artística. La tendencia del teatro actual a dirigirse a un público adolescente se hace evidente aquí, aunque esto no disminuye el valor de la obra ni su capacidad para provocar pensamiento crítico.

Más allá de la crítica, "Prosopopeya" es una propuesta que, aunque breve, logra capturar la atención del público y ofrecer una mirada introspectiva sobre la condición humana. Como bien cantaba Marisol hace 60 años, "Ponte la máscara, la máscara". Tal vez, en este viaje escénico, todos estamos aprendiendo a llevar nuestras propias máscaras, descubriendo nuevas formas de expresarnos y conectarnos con el mundo que nos rodea.

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