En 2009 y 2010, mientras el responsable de recursos humanos defendía un expediente de regulación de empleo (ERE) promovido por la dirección, la representante sindical lideraba una huelga contra el mismo plan. Incluso ocupó uno de los locales de la empresa como señal de protesta. Aunque no existía una relación de subordinación directa, la dirección argumentó que el ocultamiento de la relación representaba un incumplimiento del deber de lealtad.
Esta situación hizo "imposible" la permanencia del empleado en el equipo, según la empresa. Pero Pauline Moreau, abogada especializada en derecho laboral, explica que la particularidad del caso radica en que ambos eran interlocutores directos con intereses opuestos. Un responsable de recursos humanos y un representante sindical tienen roles que no siempre convergen, y esto genera sospechas sobre posibles conflictos de intereses y filtración de información confidencial.
Según algunos expertos, imponer este tipo de medidas puede ser problemático y hasta discriminatorio. Pero en algunos países anglosajones, como Estados Unidos, ya es una práctica común. En Francia, la sentencia podría marcar un cambio de rumbo, instando a las empresas a buscar políticas internas claras para manejar estas situaciones.
El psicólogo laboral Emeric Lebreton advierte que, aunque las relaciones románticas en el trabajo pueden fortalecer lazos entre compañeros, también complican la gestión de equipos. Cuando los empleados son demasiado cercanos, pueden surgir conflictos de lealtad que dificultan las decisiones del directivo.
Aunque el fallo no necesariamente implica que todas las relaciones románticas en el trabajo sean motivo de sanción, subraya la importancia de la transparencia y la gestión de posibles conflictos de intereses. Para evitar situaciones similares, los especialistas recomiendan recordar constantemente a los empleados la importancia de respetar las normas de confidencialidad y lealtad en el entorno laboral.
El ex responsable de recursos humanos podría recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, argumentando una violación de su derecho a la intimidad. La sentencia marca un punto de inflexión en la gestión de relaciones personales en el ámbito profesional y podría abrir el camino a nuevas normativas en el futuro.