En el umbral del 2025, un nuevo libro titulado "Clínica del Exceso" explora cómo la dimensión del exceso se ha convertido en el hilo conductor para entender varias formas de malestar que definen nuestra era. Esta obra argumenta que en el capitalismo contemporáneo, la crisis de las normas y regulaciones tradicionales ha dado paso a una sociedad donde el objeto de goce ocupa un lugar central. Este cambio ha transformado no solo nuestras relaciones personales sino también las estructuras sociales y políticas.
La evolución del capitalismo moderno ha llevado a una crisis radical en las funciones reguladoras y normativas que antes guiaban nuestras sociedades. En este nuevo escenario, los individuos encuentran cada vez más difícil establecer límites saludables con sus deseos y necesidades. La autorreflexión y la capacidad de interiorizar restricciones se han vuelto desafíos significativos en una cultura dominada por el consumo constante de bienes materiales.
Esta transición marca un giro crucial respecto a las décadas anteriores. Mientras que en el pasado, muchas personas experimentaban sufrimiento debido a la incapacidad de autorizarse a sí mismas para perseguir sus propios deseos, hoy enfrentamos un problema opuesto: un impulso sin frenos hacia la satisfacción inmediata. Este fenómeno se refleja en diversas manifestaciones patológicas como adicciones, trastornos alimentarios y comportamientos autodestructivos. Estas condiciones son indicativas de una relación insana con la gratificación, donde el límite entre lo necesario y lo perjudicial se borra.
Las consecuencias de esta tendencia hacia el exceso se extienden más allá de la esfera individual, afectando profundamente las instituciones y estructuras colectivas. En el ámbito clínico, observamos un aumento en problemas de salud mental relacionados con la pérdida de control sobre los impulsos y deseos. Estos desafíos plantean cuestionamientos sobre cómo abordar el sufrimiento humano en una época donde la búsqueda de nuevas formas de placer prevalece sobre el diálogo y la reflexión.
Políticamente, la centralidad del exceso también está redefiniendo las dinámicas de poder. Los eventos recientes, como el resurgimiento del populismo en Estados Unidos y su conexión con las industrias tecnológicas, demuestran que el impulso hacia la gratificación puede ser más fuerte que las vinculaciones simbólicas con las reglas democráticas. Este fenómeno genera tensiones no solo entre diferentes grupos ideológicos, sino también dentro de las instituciones mismas. Fundamentalismos tanto conservadores como progresistas emergen, compartiendo una intolerancia común hacia el diálogo crítico y la singularidad del individuo. Este contexto complica aún más las posibilidades de encontrar soluciones equilibradas a los desafíos contemporáneos.