Reflexionar sobre el pasado puede ofrecer valiosas lecciones para el presente. En este contexto, un artículo escrito hace casi una década revela cómo los desafíos del negocio han evolucionado, pero ciertos principios fundamentales permanecen inmutables. La visión desde la perspectiva de proveedor hortofrutícola ha sido una constante en mi carrera profesional, pero como consultor durante más de ocho años, he aprendido a integrar diversas perspectivas y necesidades. Cada proyecto que abordo requiere encontrar soluciones viables que satisfagan a todos los involucrados, consciente siempre de que no es posible contentar a todos.
La confianza es el pilar fundamental en cualquier relación empresarial. Sin ella, crear valor en los negocios se vuelve una tarea ardua y prácticamente imposible. Esta reflexión me lleva a pensar en la figura del héroe clásico, como Otelo en la obra de Shakespeare, donde la falta de confianza conduce a situaciones trágicas. En el mundo empresarial, vivimos nuestras propias tragedias cuando la incomprensión y los malentendidos generan conflictos insostenibles. La verdad antigua es que toda relación humana se basa en la confianza, y sin ella, las acciones del otro se vuelven impredecibles e incomprensibles. Además, nuestra tendencia a confirmar sesgos solo agrava la situación, ya que buscamos pruebas que respalden nuestras hipótesis preexistentes, en lugar de cuestionarlas.
Es fundamental recordar que en los negocios, al igual que en cualquier relación, la confianza debe ser cultivada y mantenida con esfuerzo constante. Evitar caer en la trampa de la confirmación de sesgos es crucial para construir relaciones sólidas y duraderas. Los profesionales del negocio deben inspirarse en la ética y las virtudes, evitando actuar como Otelo o Yago, personajes que representan la destrucción y la traición. Solo así podremos avanzar hacia un futuro más colaborativo y exitoso, donde la confianza sea el motor del progreso y el éxito colectivo.