Según la investigación, la molécula aza-diarylethene se incorpora en una matriz de polimetilmetacrilato (PMMA) aplicada sobre papel de filtro. Cuando se expone a la luz ultravioleta, las áreas afectadas cambian de color a amarillo, mientras que las zonas no expuestas permanecen incoloras. Además, se puede "escribir" aplicando calor a aproximadamente 110°C y borrar todo el contenido posteriormente mediante luz visible. Esta reversibilidad es una característica clave que podría superar las limitaciones de los sistemas de almacenamiento actuales.
Los análisis realizados mediante cristalografía de rayos X han revelado aspectos sorprendentes sobre la molécula. La formación de enlaces entre átomos de carbono y nitrógeno es inesperada y contrasta con la estructura típica del isómero incoloro. Los estudios espectroscópicos han confirmado que las estructuras moleculares activadas por la luz y el calor son idénticas, lo que demuestra la efectividad y la estabilidad de la tecnología.
Este descubrimiento no se limita solo al almacenamiento de datos tradicional. En la impresión 3D, podría permitir un control más preciso sobre las propiedades de los materiales, beneficiando significativamente a esta industria. En el campo biomédico, las moléculas fotosensibles podrían utilizarse para desarrollar nuevos sistemas de administración de medicamentos o terapias activadas por la luz. Las aplicaciones potenciales son vastísimas y continúan siendo exploradas por el equipo de investigación.
El equipo, compuesto por Shota Hamatani, el profesor Seiya Kobatake y el Dr. Daichi Kitagawa, está trabajando incansablemente para descubrir más aplicaciones de esta tecnología revolucionaria. Están abriendo nuevas puertas en el campo de la tecnología y nos sorprenderá ver cómo se implementan en la vida diaria en un futuro cercano.