La IA es capaz de crear imágenes y vídeos a partir de unas pocas instrucciones, lo que nos maravilla. También puede traducir directamente entre diferentes idiomas, mostrando su versatilidad. Sin embargo, esto es solo el comienzo. La IA está abriendo nuevas posibilidades en la creación de contenido y en la gestión de la información.
En la gestión del agua, la IA puede ayudar a recopilar y analizar datos sobre el consumo y el tratamiento del agua. Esto nos permitirá tomar decisiones más informadas y optimizar el uso del recurso. Además, la IA puede ayudar a detectar fugas y problemas en la infraestructura hídrica, permitiendo una respuesta más rápida ante emergencias.
El impulso tecnológico, imparable, junto a medidas institucionales como los PERTE de Digitalización, están transformando nuestra manera de recopilar, analizar e interpretar datos sobre el consumo de agua. El manejo eficiente de esta información es fundamental para optimizar recursos y garantizar un servicio adecuado.
Por ejemplo, el uso de sensores y la tecnología del Internet de las Cosas (IoT) en la infraestructura hídrica permite la recolección continua de datos sobre el estado de las redes de suministro y tratamiento de agua. Esto nos ayuda a anticipar problemas antes de que se conviertan en crisis y a tomar medidas preventivas.
La información es uno de nuestros activos más valiosos y diferenciadores en la gestión del agua. Con la digitalización, la información se vuelve más accesible y podemos participar de manera más directa en los usos añadidos de la gestión del agua.
Por ejemplo, la digitalización y la telelectura nos permiten conocer en qué hogares se produce un consumo inusitado o si una persona ha dejado de consumir insospechadamente. Esto es importante no solo para los gestores del agua, sino también para los servicios públicos dedicados a la atención de las personas.
La transparencia en la gestión del agua, facilitada por la digitalización, es fundamental para promover la confianza entre las administraciones y la población. Cuando las diferentes partes implicadas tienen acceso a datos sobre la calidad del agua y su uso, se pueden convertir en aliados en la protección y gestión de este recurso vital.
Además, la colaboración entre las administraciones es esencial para garantizar un servicio adecuado. Durante la pandemia, demostramos cómo nuestros datos y información eran útiles para otras administraciones y cómo podemos trabajar juntos para afrontar los desafíos.
A medida que la tecnología avanza, la gestión del agua se va a convertir en una garantía del agua como recurso accesible y suficiente. Nos encontramos en un momento comparable al de la informática a finales de los años 70, y el futuro es muy prometedor.
Sin embargo, también debemos estar preparados para afrontar los desafíos que se presentarán. Debemos saber utilizar correctamente la información, gestionar la excepción y trabajar en colaboración con otras partes. Solo de esta manera podremos garantizar un futuro sostenible para el agua.