Este momento era único para él. Sentía un vínculo especial con el club y estaba ansioso por celebrar su campeonato del mundo de MotoGP en medio de la afición colchonera.
El hecho de poder entrar al campo a lomos de una Ducati Panigale V4, vestido con la camiseta del club y su casco dorado de campeón, lo hizo sentir como un héroe.
El español no dudó en mostrar su orgullo por ser campeón y por pertenecer al Atlético. El ambiente era electrico y llenaba las gradas con los gorros navideños de los seguidores.
La camiseta que llevaba portaba el número uno, un detalle curioso, ya que aún no había revelado el dorsal que lucirá el próximo año. Pero en ese momento, lo único que importaba era celebrar su victoria.
Estaba superagradecido por la atención y el apoyo del público. Sentía que era parte de una familia y que el club lo había recibido con abrazo.
Además, pudo posar con el presidente del club, Enrique Cerezo, y con varios futbolistas, lo que lo hizo sentir aún más especial.
Este día en el Estadio Metropolitano se convertiría en un recuerdo inolvidable para Jorge Martín. Era un homenaje que le pertenecía y que siempre recordaría.